Occidente logró la ralentización del nuevo diseño en Asia Occidental. Los Estados Unidos consideran la guerra como camino, pero también como objetivo. La ampliación del BRICS es el blanco a impactar. Mientras los multipolares genuinos siguen creciendo, los multipolares en tránsito aguardan a certificar la tendencia. Pero la flecha no ha modificado su sentido.
Por Gabriel Fernández *
RELOJ DE FUEGO. El panorama se ha complicado. Lo cual no implica una reversión del sentido, pero si una secuencia de tropiezos y realineamientos que perjudican la nueva articulación en Asia Occidental que la República Islámica de Irán y la República Popular China, con aquiescencia de la Federación de Rusia y -parcialmente- de la República de Turquía, venían impulsando.
El acercamiento de Arabia Saudita, los Emiratos Arabes Unidos, entre otros, y el erguirse sobre sus propios pies de Siria, el Líbano, Irak, Yemen, ¿Afganistán? más la adscripción al BRICS + de las naciones petroleras, estaban rediseñando la zona de un modo inédito y harto problemático para los Estados Unidos y sus disciplinados atlantistas.
La intensificación del combate histórico entre Israel y Palestina ha servido para disparar los espacios político económicos internos pro occidentales de los viejos aliados del bloque anglosajón. También, es cierto, ha vuelto a amalgamar a los pueblos árabes en defensa de sus hermanos agredidos y ha hundido la imagen pública internacional de los gobiernos del premier Benjamín Netanyahu y el presidente Joseph Biden.
Sin embargo, la ecuación no es saludable. Unos 12 mil palestinos muertos por la ofensiva israelí -muchos pibes, vale subrayar- y esa recolocación norteña en la región -no absoluta, cabe apuntar- permiten inferir que los resultados de la acción Diluvio de Al Aqsa desplegada con rigor militar el 7 de octubre pasado, no son los deseados. Al menos no son los deseados por los palestinos; están siendo usufructuados por los Estados Unidos e Israel.
Esta observación, que amerita relatividad pues el proceso está en pleno movimiento, no implica que Hamas y sus compañías no portaran razones y justificativos: este periodista lo apuntó en la edición previa de las Fuentes, denunciando una historia sanguinolenta que explica la furia de todo un pueblo. El problema, como se indicó, es que toda mesa de arena necesita analizar las posiciones posteriores a una acción. En especial si el rasgo de la misma es la espectacularidad.
Como han dicho algunos estudiosos de la realidad zonal, antes del operativo del diluvio, “El Sur Global esperaba el amanecer de una nueva realidad árabe”. En verdad, estaban las condiciones dadas y puede pensarse que, ante la posibilidad de perder aliados, influencia política y beneficios económicos asentados en gas y petróleo, los norteamericanos buscaron algún contraste fuerte para reposicionarse.
Lo venían intentando en los Balcanes, lo lograron en el Cáucaso Meridional, lo fogonean en el mar de China Meridional. Insisten en la matanza ucraniana, sin destino a la vista; lo hallaron en la Franja de Gaza y están al acecho para extenderlo hacia Cisjordania. La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) sabe que no puede vencer en todos los frentes: se conforma con el conflicto. La guerra es un bien en sí mismo para este Occidente desterritorializado y con estados al servicio del gran capital financiero.
GUERRA Y PAZ. Como contracara, China insiste en su nada inocente anhelo de paz. La reunión de los numerosos adherentes a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, así como la visita del presidente Xi Jinping a los Estados Unidos para participar del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) y, como no, dialogar con Biden, evidencia la importancia que el coloso asiático asigna a la distensión. Es que tanto China como sus aliados multipolares comprenden que la inversión productiva y el comercio configuran los arietes que pueden abrir las puertas del tiempo.
Como la humanidad y en especial sus expertos militares ya saben, las ofensivas deben desatarse cuando conviene; no solo cuando resultan justas. La razón honda de un litigio es un plafond adecuado -en cierto punto imprescindible- para su desarrollo, pero las perspectivas de victoria, al menos parcial, son los ejes de la determinación. Con lógica, este párrafo puede ser objetado por una consideración de mediano plazo bien fundada: tal como evolucionan los acontecimientos, es probable que la gestión liderada por Netanyahu caiga, y a partir de allí, se esboce una nueva relación en el territorio más caliente.
El lector ha de pensar, para sus adentros, ¡pero a qué costo! Si. A qué costo.
REALIDADES Y ADJETIVOS. Bien. Entre los analistas más destacados del presente se destacan los convocados por The Cradle, TeleSur, RT, Política, Sputnik, La Jornada (dejemos los espacios locales que impulsamos). Allí, puede observarse que las naciones que realizaron un parate en su sendero multipolar merecen epítetos preocupantes. Leamos juntos este segmento del siempre inquieto y vigoroso Pepe Escobar: “Los cuatro principales cobardes, en este caso, son Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Marruecos. Estos son los que bloquearon la adopción de medidas serias en la cumbre de la Organización de Cooperación Islámica (OCI), como el proyecto de propuesta argelina para prohibir el petróleo a Israel, además de prohibir el uso del espacio aéreo árabe para entregar armas al Estado ocupante”.
El texto sigue y, como otros, no ahorra calificativos severos hacia quienes poco tiempo atrás estaban virando debido a un fino estudio de la correlación de fuerzas. La cuestión es que esas palabras nada significan en el planisferio pues el aspecto esencial de las políticas externas de esas naciones ha sido el oportunismo. El enojo de los analistas bien posicionados denota que la apuesta bélica atlantista ha conseguido interesantes logros parciales. A decir verdad, nadie pensó -este cronista el primero- que Mohamed bin Salmán, por mencionar un ejemplo claro, se había convertido en un revolucionario tercermundista.
Ese es el tono que cabe insertar. La expansión de los BRICS hacia la configuración de un bloque incluyente de los principales productores de combustible fósil se asentó en las perspectivas económicas ofrecidas por el espacio. Al tallar con energía los Estados Unidos, los “cobardes” alzan el pie del acelerador y dicen vamos a ver qué pasa, esto es: sabemos que China va a seguir pesando en la región, pero sabemos también que cuando el Norte decide actuar, marca una presencia significativa; en suma, veremos quién gana. Y allí estaremos.
Sin embargo, es muy temprano para admitir resultados. Sobre todo porque las grandes variables que caracterizan el proceso no detienen su andar. El crecimiento del PBI registrado en los multipolares genuinos -por así llamarlos y facilitar la comprensión- sigue adelante. Es posible que cuando se despejen el humo y el polvo que opacan las miradas sobre Eurasia y Oriente Medio, las apuestas productivas y por tanto pacifistas, forjen el vector indemne; fomenten la nueva ecuación y recompongan los alineamientos en las zonas hoy flamígeras.
BASE DE SUSTENTACIÓN. La buena nueva es esa. El desarrollo de los estados políticos que intervienen y orientan para gestar mercados internos activos y externos asociados, es imparable aún en medio de semejantes tropelías. Sin tontos en el horizonte: Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos fueron absorbidos en los BRICS ampliados tras cuidadosos cálculos geopolíticos y geoeconómicos de la asociación estratégica Rusia-China. Sauditas y dubaitíes, de larga conjunción con los intereses reactivos, reaccionan según su historia y, como cuentan con un capital de recursos naturales apreciable, se dan el lujo de aguardar la tendencia que surja del conflicto general.
Irán, que ha ratificado su hilván estratégico con los dos colosos emergentes, sabe que Ryad y Abu Dhabi reforzarán la influencia energética del campo BRICS y serán factores decisivos, en un futuro mediato, para la campaña de desdolarización, cuyo objetivo es evitar el petrodólar y ofrecer a la humanidad el empleo de valores controlados por numerosos actores en detrimento de la unilateralidad vigente. El lector percibe, si sigue estas líneas, que a poco de iniciarse la Campaña de Desnazificación rusa sobre el Dónbas, los persas se hicieron cargo de la elaboración de un nuevo SWIFT. Así, relativizaron el efecto de las sanciones occidentales sobre la Federación.
Hay más. Mientras llueven las bombas, el comercio en base a monedas duales persiste y son muchas las naciones que han restringido el uso del dólar en sus transacciones externas. Esto es lo que no logran atisbar los colegas que demandan una respuesta automática de la totalidad del mundo musulmán a los ataques israelíes y, al no comprobarlo, arden de ira. Cuando las ideas difuminan la realidad se convierten en engaños autoinfligidos.
Volvemos sobre Escobar, sin colisionar con la intención digna que late en el lineamiento editorial del medio que lo contiene: “Egipto y Jordania -dice-, vasallos árabes desde hace mucho tiempo, tampoco se comprometieron, al igual que Sudán, que se encuentra en medio de una guerra civil. Turquía, bajo el sultán Recep Tayyip Erdoğan, demostró una vez más que todo son palabras y nada de acción; una parodia neo-otomana del tejano ´todo sombrero, nada de ganado´”.
En nuestras Fuentes hemos presentado, oportunamente, el complejísimo entramado que debe afrontar Erdoğan en este período. Y si también canalizamos la indignación por el proceder neutro de los otros tres citados, no es justo dejar de consignar que en dos de los casos se trata de países que necesitan alguna certeza de corto plazo para definir una incursión contra Israel y en el otro que la misma descripción de su estado beligerante interior facilita la comprensión. ¿Todo esto justifica? No; explica, que es distinto. Un dato relevante: ni China, ni Rusia, aunque tampoco Irán, están dispuestos a confrontar con los multipolares en tránsito -los no genuinos, digamos- para forzarlos a una contienda que ellos mismos intentan mantener encapsulada.
(Cabe reflexionar sobre factores característicos del ser humano adulto y realzarlos diluyendo toda idealización. Irán demuestra día a día su capacidad de adecuación sin anular sus convicciones: el intento sobre Arabia Saudita, que pese a todo mantiene vigencia, y el vínculo con Turquía, absorbiendo con dificultad los sucesos de Nagorno Karabaj. China, con mayor volumen pero equivalente sintonía, insiste en posicionarse desde su civilización, sin evidenciar anhelos imperiales. Dos modelos de firmeza, flexibilidad y madurez).
Si Occidente necesita guerras, ¿cuál sería el sentido de articular un bloque que satisfaga su intento, cuando las relaciones económicas van inclinando el reparto de poder en beneficio del porvenir?
DESENCUENTRO INEVITABLE. La reunión entre los presidentes Biden y Xi Jinping mostró la continuidad del desencuentro estratégico. No hubo acuerdo sobre vías comerciales -en particular acerca de los semiconductores-, en lo referido a Taiwán, y apenas se observaron coincidencias en la importancia de combatir el narcotráfico y mantener canales de diálogo. Aunque el líder del Dragón insistió en que su país no desea desplazar a los Estados Unidos de su posición internacional, Biden se mostró escéptico y lo calificó como “dictador”.
En realidad la desconfianza del demócrata atlantista tiene asidero, pues el crecimiento chino se basa en su modelo productivo y comercial, que trasciende el anhelo particular de un jefe de Estado y, como se apuntó párrafos atrás, promueve su propio despliegue y opaca a una economía norteña damnificada por tasas extraordinarias, transferencia de recursos hacia la zona rentística, desaceleración industrial, diseño presupuestario asentado en la emisión sin freno.
(¿Qué sucede? China y los multipolares en general, no buscan la primacía. Sucede que al crecer, la obtienen. El atlantismo viene anulando sus perspectivas de desarrollo, pero intenta sostener la pole position. Situaciones paradojales que bordean la contradicción).
Con ese panorama, es pertinente asomarse a los proyectos que, dentro de la nueva ofensiva en Medio Oriente, impulsan Israel y los Estados Unidos.
Ambos estados pretenden hacerse del yacimiento gasífero hallado frente a las playas de la Franja de Gaza. También, establecer el canal Ben Gurión desde el golfo de Aqaba hasta el Mediterráneo oriental y desplazar al canal de Suez. Así la potencia ocupante se revitalizaría y pondría en marcha el Corredor Medio Oriente. Al controlar parte de la energía surgida en la región, ese cauce podría alimentar a Europa, complicada por las sanciones sobre la Federación de Rusia y la destrucción del Nord Stream. El diseño incluye la participación de Arabia Saudita, Emiratos Arabes Unidos, Egipto y Jordania.
El objetivo de la dupla invasiva es limar la influencia iraní (rusa, china y turca) en la región, así como la expansión del BRICS + y el establecimiento de Corredores que potencien la Franja y la Ruta. A partir de allí, el estudio geopolítico de los protagonistas primarios y secundarios, se bifurca.
Mientras Israel y los Estados Unidos coinciden en que resulta necesario eliminar Palestina del mapa -lo admitió Netanyahu antes del 7 de octubre- la Unión Europea, beneficiaria del plan descripto, estima posible arribar a un acuerdo que involucre a gazatíes y cisjordanos. De allí que mientras los norteamericanos insisten en respaldar los virulentos ataques presentes, desde Europa se alcen voces críticas surgidas del interior del atlantismo.
CON LARGAVISTAS. Las dificultades para el nuevo mundo están a la vista. El bloque anglosajón que controla la OTAN en beneficio del gran capital financiero prevé abrir una nueva zona de conflicto en tierras más cercanas, sobre el Sur del continente americano. Eso será analizado en estas páginas tras los comicios argentinos. Lo que no debe olvidarse ni por un instante, es que los proyectos estratégicos occidentales son deficitarios si la vara de medición se coloca sobre la economía real.
La historia no ha modificado su rumbo; ha ralentizado su andar.
Es preciso mirar, en simultáneo, hacia dentro y hacia afuera. Existen procesos locales que, de tan cercanos, pasan inadvertidos. Y también: el oleaje del Atlántico suele alzarse con energía; a veces, obstaculiza la percepción lejana.
Compartimos unos mates, lector, y nos preparamos para votar en esta bella Buenos Aires.
Capital Federal de una nación que se piensa alejada de los litigios aquí narrados, pero se encuentra dentro de los mismos.
- Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal
Pinturas. Christopher Richard Wynne Nevinson. Ernest Descals. Clive Branson. Giovanni Tazza. Daniel Santoro.
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