Por Nicolás Podroznik *
Aquel 1° de abril en el que se realizó el sorteo de la Copa del Mundo muchos respiraron aliviados. De todas las posibilidades existentes en cada uno de los bombos, Argentina se encontró con rivales que no eran los más complicados de cada uno de ellos. Cada uno con sus puntos altos y bajos, pero en los papeles la clasificación a Octavos de Final no parece comprometida. A continuación, una reseña de cada uno de ellos
Arabia Saudita: en búsqueda de dar la sorpresa
El equipo dirigido por Hervé Renard llega claramente como el equipo más débil del grupo. Su camino a la Copa del Mundo prácticamente no tuvo sobresaltos: perdió solamente un partido (0-2 vs. Japón) estando ya clasificado. Su punto fuerte es la defensa, ya que en seis de los diez encuentros de la fase final mantuvo su valla invicta. Pero claro: los rivales en Qatar son superiores en los papeles, por historia y por nombres propios. Es por eso que deberán reforzar esta faceta para intentar lograr un batacazo como aquel de 1994, cuando bajo la dirección de Jorge Solari clasificaron a Octavos de Final, comandados por Saeed Al-Owairan y su recordado gol frente a Bélgica. El problema es que tanto su capitán Salman Al-Faraj y su goleador Saleh Al-Shehri llegan con lo justo a la cita mundialista: el primero de ellos, con un problema en el hombro, rehusó operarse para poder dar el presente, mientras que el segundo tuvo una rotura del tendón de Aquiles en el mes de abril y llega con lo justo. Dado que la distancia futbolística con Argentina es enorme, su objetivo se centrará en competir con México y Polonia para lograr el pase a la siguiente ronda.
México: buenos nombres en un proceso errático
Desde que el fútbol azteca tuvo su aparición fulgurante de la mano del enorme Hugo Sánchez, sus participaciones en los mundiales siempre dieron qué hablar. No sólo fue parte de todas las copas de 1994 en adelante, sino que además en todas ellas alcanzó los Octavos de Final. Nunca pudo superar esa instancia, la mayoría de las veces por los rivales que le tocaron (la mejor Bulgaria en el ’94, Alemania en el ’98, Argentina en 2006 y 2010, Holanda en 2014 y Brasil en 2018).
La clasificación a la cita mundialista la lograron de la mano del Tata Martino. Su ciclo comenzó muy bien, ganando nueve de sus diez primeros encuentros y obteniendo la Copa de Oro de la Concacaf. Pero con el transcurso del tiempo, el rendimiento del Tri fue de mayor a menor, lo que trajo aparejado un escenario muy habitual en México como son los enfrentamientos entre la prensa y el entrenador de turno. Las mismas críticas que en su momento le llovieron a técnicos de trayectoria como Ricardo Lavolpe, Javier Aguirre o Sven Goran Eriksson, hoy le caen al rosarino: la ausencia de tal o cual jugador y el estilo de juego. El gran problema del fútbol mexicano es que tiene buenos nombres, pero su estilo de juego suele ser abierto y sin la intensidad que requiere un nivel superior de competencia. Basta ver la diferencia entre los jugadores que juegan en el fútbol europeo y los que lo hacen en la Liga MX o en la MLS.
Martino viene intentando plasmar un 4-3-3 muy similar al que practicaba con Argentina. Laterales que se suman al mediocampo, marcadores centrales veloces, un volante central de neto corte defensivo, otros dos centrocampistas integrales como Andrés Guardado y Héctor Herrera y tres delanteros, de los cuales dos son extremos y el restante un 9 de área de pivoteo y portento físico. Este último es un puesto clave, al punto tal que generó polémica la ausencia de Chicharito Hernández y de Santiago Giménez (hijo del Chaco Giménez, ex Boca e Independiente), postergados por Raúl Jiménez y el nacionalizado Rogelio Funes Mori. Además, no podrá contar con Tecatito Corona, a fin de cuentas su jugador más desequilibrante, lesionado con una fractura de tobillo desde hace casi dos meses. La responsabilidad ofensiva quedará a cargo de Hirving Lozano, quien está teniendo una gran temporada en el Napoli puntero de la Serie A. No olvidar también que en el arco esta Memo Ochoa, un arquero con bajo perfil pero que ha tenido actuaciones muy buenas, como la del 2014 en Brasil.
México siempre ha sido un dolor de cabeza para el fútbol argentino en los mundiales. Los triunfos en 2006 y 2010 no fueron nada fáciles, pero contaron con un equipo que en cuanto a orden, despliegue e intensidad lo dieron todo. Si prevalece la idea del fútbol abierto y de igual a igual, tendrá muy difícil el pasaje a Octavos de Final.
Polonia: siempre en la puerta de algo bueno
Desde hace diez años, la selección polaca cuenta en sus filas con un jugador que rememora aquellos grandes de la década del ’70 y ’80 como Zmuda, Deyna, Lato y Boniek: Robert Lewandowski. Un verdadero asesino del área, dotado con una capacidad increíble para hacer absolutamente todo bien. No obstante, su rendimiento en grandes competiciones ha dejado mucho que desear: apenas tres goles en doce encuentros por Eurocopa y ningún gol en la Copa del Mundo de 2018. Está será su segunda participación, dado que ni en 2010 ni en 2014 logró comandar a su equipo a la fase final.
Los polacos no son solamente Lewandowski, sino que tienen una buena columna vertebral con Wojciech Szczesny bajo los tres palos, un central durísimo como Kamil Glik y un volante central como Grzegorz Krychowiak. El fútbol se lo aportará Piotr Zielinski, volante del Napoli que está en un buen momento de su carrera. Como curiosidad, Polonia contará con Matty Cash, lateral derecho nacido en Inglaterra pero con raíces polacas, lo que le permitió nacionalizarse y ser parte habitual de las convocatorias de Czeslaw Michniewicz.
Este nuevo entrenador ha venido a cambiar un poco el espíritu de juego de su selección. Si bien no es una selección definitivamente ofensiva, ha cambiado su forma de encarar los partidos, proponiendo algo más de dinámica e intensidad. Pasó de jugar un esquemático 4-4-1-1 a un 3-4-2-1 más profundo, con carrileros que van hasta el fondo y dos abastecedores de fútbol para Lewandowski. Si se controla éste circuito, Polonia se verá obligada a buscar en largo a su único delantero, facilitándole las cosas a los centrales rivales.
La Selección y sus rivales
Argentina salió plenamente favorecida en el sorteo, no sólo por los rivales sino también por el orden en que los enfrentará, yendo del más débil al más complicado, al menos en los papeles. Ahora bien, hay una característica en común que une a los tres: ninguno tiene la intensidad que posee el equipo de Scaloni. Para intentar hacerle frente a nuestra selección, deberán igualar el ritmo que impone la selección, algo que solamente hizo Brasil y por momentos Uruguay a lo largo de las eliminatorias. Argentina allí ya parte con una ventaja.
Si prevalece la lógica por rendimientos, presente y nombres propios, Argentina no debería tener inconvenientes en llevarse el grupo y los otros tres equipos pelearán por el segundo lugar. En principio, la primera fecha les impone a México y a Polonia la necesidad de obtener la victoria en el duelo entre ambos, ya que en las fechas restantes les tocará nuestra selección. En caso de ganar Polonia, el grupo podría resolverse en las dos primeras jornadas, algo que ya ha ocurrido en otras presentaciones de Argentina en fase de grupos. Argentina es candidata a quedar primera y aguardar el rival del grupo D que integran Francia, Túnez, Dinamarca y Australia. Pero esa historia aún está por verse.
(*) Periodista / Abri la Cancha
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