Por Juliana Milanesio
Nuestra región ha sembrado muchas conquistas y continúa cultivando otras. Basta con mirar algunas mujeres emblemáticas de América Latina: Cristina Fernández de Kirchner, dos veces presidenta y actual vice de nuestra Nación; Frida Kahlo, militante de izquierda y artista mexicana; Casimira Rodríguez Romero Marcela, la primera mujer de origen quechua y campesino en ser nombrada ministra del gobierno de Bolivia, lo que ocurrió durante la presidencia de Evo Morales.
Transitando por la historia, me topé varias veces con la figura de Stella Calloni, persona que condensa mucho de lo que significa el compromiso y la militancia de nuestra región. Una vida dedicada al antiimperialismo y al anticolonialismo, con las consecuencias que ello conlleva.
Nació en La Paz, Entre Ríos, su nombre completo es Stella Manuela Juliana Calloni, en honor a sus dos abuelas. Antes de comenzar su camino como escritora, luego de terminar el bachillerato, había optado por estudiar medicina. Primero en Rosario, luego en Capital Federal, donde se relacionó con el Hospital de Niños, y finalmente en La Plata. Fue en esa época que comenzó a vincularse con militantes de izquierda y peronistas.
La poeta, casi médica y periodista ha sido una de las personas que más compromiso ha tenido por la región. Muy cercana a Fidel Castro y también de Hugo Chávez.
“A principios de los ’70 siempre trabajé en revistas de lucha, “Política Internacional”, “América Latina en Armas”. Hacía mis investigaciones de las rebeliones de los esclavos, el nacimiento de las primeras guerrillas en el mundo. En esas investigaciones extensas fue que me enamoré. Yo soy una enamorada de América Latina. Es el continente que más resistencia en el mundo ha tenido desde hace tanto tiempo y esa es mi pelea”, expresó Stella Calloni para Radio Gráfica.
“Eso me llevó a recorrer toda la región. Es muy importante conocer y no solo leer sobre los países. Cuando vos te metes en el corazón de esos pueblos vas teniendo una esencia muy fuerte del significado. Y le da mucha fuerza y valor a tu lucha”, continuó.
Se han escrito dos biografías sobre su carrera y su persona. Una con prólogo del mismo Fidel Castro y otra escrita por una compañera de la Gráfica, Vivian Elem, junto a Mariana Baranchuk, que fue publicada el año pasado. Además, Stella ha escrito libros importantísimos como “Mujeres de Fuego: historias de amor, arte y militancia”, el que pone en relieve la importancia de las mujeres en América y cómo hemos sido parte fundamental de la historia y las batallas libradas.
Sobre la coyuntura de las mujeres de la región, Stella afirmó: “Un tema urgente es que las mujeres entiendan que ninguna Ley de género que busquemos va a ser posible que se traduzca en la realidad, mientras no tengamos independencia y soberanía. Es la liberación de nuestros pueblos lo que nos va a emancipar a todos, a unos y otras. Yo creo que en ese momento empezaremos a ganar la partida, porque las mujeres tienen una fuerza extraordinaria. Tenemos que saber dónde está el enemigo y ubicar el objetivo profundo de nuestra lucha”.
Historia extra
La narradora de América Latina -como la llaman- se considera ahora una chamana: “Conocí mundos riquísimos de toda América Latina. Los pueblos originarios, sus trabajos, sus luchas, su propia literatura. Después de eso ya no sos un periodista especializado en política internacional, pasas a ser un chamán, en mi caso chamana. Sos el viejo de la tribu. En vez de la economía de tal país, querés contar el alma de ese país. Eso es lo que me gusta ser ahora, chamana”.
Entre sus tantas aventuras, Calloni inició junto a un grupo de periodistas de la región la agencia de noticias Nueva Nicaragua, mientras sucedía la revolución. “Una de tantas”, dice la periodista, ya que cuenta que “el retorno del Sandinismo, de la figura de Sandino y de esa historia, se da periódicamente en Nicaragua”.
En ese contexto, un grupo de periodistas, ella incluida, quisieron “desafiar a la desinformación formando una especie de agencia de noticias. Queríamos hacer algo al estilo de Prensa Latina, que fue el primer ejemplo que nosotros tuvimos de una prensa latinoamericana que surge de una revolución. Ahí se decidió crear la Agencia Nueva Nicaragua. No teníamos nada y como empezó una guerra con Estados Unidos nosotros teníamos que ver como hacíamos, con que empezábamos. Porque con algo teníamos que escribir”.
La oriunda de Entre Ríos contó, entonces, que compraron una máquina de escribir con teléfono y se turnaban para escribir, ya que solo había una. La agencia tenía mucho recurso humano pero poco monetario. “Estaba en un edificio en donde subíamos once pisos sudando como locos y con esa máquina primero escribía uno, luego otro y así. Hacíamos fila para el Télex. Llegamos a ser publicados en el New York Times y hasta en revistas y periódicos franceses. La Agencia Nueva Nicaragua hizo historia de la nada. Los periodistas norteamericanos se trasladaban en un helicóptero privado, pero nunca nos ganaban desde el punto de vista del tipo de nota que hacíamos. Nosotros íbamos, pedíamos un caballo, nos arrastramos en la noche buscando quien podía tener un teléfono”.
Formó parte de la fundación de una agencia de noticias, la primera en Nicaragua. Como corresponsal, su entrega ha sido enorme y ha dejado de lado todos los temores. Es que, dice mientras se ríe, “si Sandino pudo correr a la aviación norteamericana, que por suerte no tenían la tecnología de hoy, pero los corrió con escopeta, si el logró eso, no había motivo por el cual nosotros no pudiéramos competirles con las palabras”.
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