A principios de diciembre, se desarrolló la 70 Cumbre de la Organización de Tratado del Atlántico Norte (OTAN) donde se hicieron públicos los cortocircuitos con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, quien planteó que esta organización está en “muerte cerebral” dando a entender que perdió su razón de ser. Pero se pasaron por alto las declaraciones del mandatario estadounidense, Donald Trump, respecto al anuncio de hacer del “espacio un dominio operativo”.
Por Valeria Rodríguez*
El espacio exterior suele ser el tema central de discusión en los últimos años y a su vez un futuro escenario de guerras. Es así que a mediados de este año, Donald Trump dio a conocer una nueva rama de las fuerzas armadas de los Estados Unidos denominado Comando Espacial, que funcionará separado de la Fuerza Aérea. De hecho, la BBC de Londres, el 29 de agosto de éste año publicó una nota que justamente presentaba el proyecto de Tump denominado Spacecom.
“Spacecom defenderá los intereses vitales de Estados Unidos en el espacio, el próximo dominio de guerra, y creo que eso es bastante obvio para todos. Se trata del espacio “, dijo Trump durante ceremonia en la Casa Blanca.
Esta medida representa una violación a los tratados existentes que prohíben armar el espacio.
Hay que tener en cuenta que debe pasar por el Congreso para ser aprobada, pero lo importante aquí es que comienza a ponerse en la palestra la militarización del espacio exterior, algo que parece irrisorio.
Increíble pero real
Armar el espacio exterior ha sido un obsesión para algunas administraciones norteamericanas. Podemos señalar la iniciativa de “guerra de las galaxias” de Ronald Reagan en la década del ’80 y la de George W. Bush en el 2000, que quedó trunca luego de los “atentados” del 11 de septiembre de 2001. Ahora, Trump está llevando el programa a un nivel completamente nuevo con la futura implementación de esta Fuerza Espacial.
Cabe destacar que el Tratado de Espacio Exterior de 1967, ratificado por la ONU, prohíbe la introducción de armas, incluidas las armas nucleares en el espacio.
“Los Estados no colocarán armas nucleares u otras armas de destrucción masiva en órbita o en cuerpos celestes ni las colocarán en el espacio ultraterrestre de ninguna otra manera“, dice el tratado, que proporciona el marco legal básico para el derecho espacial internacional, y tanto Rusia como China son firmes defensores.
La culpa es de China y Rusia
La administración Trump sostiene que su país está siendo amenazado por los avances rusos y chinos en la tecnología militar espacial. Pero, como tantas otras afirmaciones de Estados Unidos sobre Rusia y China que supuestamente amenazan los intereses estadounidenses, hay poca o ninguna evidencia presentada. Los reclamos se basan en prejuicios ideológicos o bien un servicio de lobby para el complejo militar-industrial, ya que ir al espacio permitiría contratos de miles de millones de dólares a las corporaciones aeroespaciales norteamericanas.
Hay otro aspecto estratégico de esta “armamentización de los cielos” estadounidense, lo que significa obligar a Rusia y China a una carrera armamentista que, según Washington, arruinaría económicamente a Moscú y Pekín. Aunque, en realidad, esto sería un delirio ya que tanto China como Rusia tienen sus esfuerzos en el desarrollo de la Nueva Ruta de la Seda. De hecho, el presidente ruso, Vladimir Putin, dijo reiteradas veces que Rusia no caerá en la trampa de desatar una carrera armamentista.
La creación de este Comando espacial se parece más a la disuasión de la Guerra Fría que una realidad en sí pero, una vez más, se demuestra la desesperación norteamericana por el nuevo orden mundial.
(*) Co-conductora de Feas, Sucias y Malas.













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