El desarrollo y el presente de la actividad minera. Los elementos técnicos que deben conocerse. Las iniciativas para concretarla desde un perfil nacional. Aportes para debatir en profundidad. Fuegos y fuegos. Siempre, la deuda. Y varios asuntos más.
Por Gabriel Fernández *
LA MÚSICA Y EL RUIDO. Vibrante y regular como el sonido grave del violoncello, el interés social argentino se desplaza a través de las épocas y se hace escuchar en instancias decisivas. Sin embargo, debe sostenerse con talento y pasión frente a los ruidos que periódicamente intentan desorientarlo y generar el desafino.
No es fácil mantener una línea musical, pues ciertos alborotos se presentan como calificados. Desde ya, la “lucha contra la corrupción”, uno de los arietes más intensos del poder para insertar en el inconsciente colectivo que quienes benefician, perjudican.
La propaganda es efectiva: ¿Quién admite que un funcionario robe recursos públicos? Así, en modo salidera bancaria, los representantes liberales que endeudaron y fugaron una y mil veces, señalan a los dirigentes populares y gritan “al ladrón, al ladrón”.
Todo el armado se asienta en un sentimiento de culpa mal orientado y muy propio de las comunidades vapuleadas. La “Fiesta” hay que pagarla, y en vez de disfrutar lo logrado a través de la expansión económica, tantos ciudadanos creen que la prosperidad debe cesar y dar paso a una austeridad presuntamente virtuosa.
Pero esa austeridad, ese ajuste, ese fiscalismo, al aplastar el mercado interno, conduce a la ruina. Carece de virtudes.
LAS SOLUCIONES DEFECTUOSAS. Hay otros ruidos, claro. Básicamente se refieren al cuidado del medio ambiente y plantean que las actividades industriales humanas, contaminan. Se trata de una verdad general desde tiempos inmemoriales; presume de buenas intenciones, pero también conlleva al deterioro.
Resonó durante el conflicto con Uruguay por las plantas pasteras de Botnia. Aturdió en la polémica sobre el despliegue de la energía nuclear en nuestro territorio. Ahora, redobla el batifondo en torno de la minería.
En todos los casos es preciso promover una fuerte intervención estatal para garantizar el interés nacional, utilizar a fondo las tecnologías más avanzadas para evitar daños ambientales y enlazar las tareas con las necesidades industriales de la nación y de los países vecinos.
Pero no eliminar las actividades.
Sólo por mencionar esos tres casos, aunque hay más: sería un dislate dejar al territorio sin papel, sin energía nuclear y sin producción minera para evitar influir sobre el ambiente. (Semejante “solución” parece derivada del concepto de ahorro liberal, que enfría la economía para evitar la inflación).
La verdad es que sin plantas de celulosa no hay papel, sin energía nuclear no hay energía en gran escala, sin minería no hay industria. La verdad es, también, que sin inversión estatal no hay mercado interno. La verdad es que los liberales no tienen razón. La Argentina es la demostración efectiva de esa aseveración.
Conciso y firme como la nota de un violín acariciado por manos sensibles, el sonido popular persiste y envuelve los debates, pese al ruido. Hoy como ayer varias voces profundas se han pronunciado acerca de estos complejos asuntos.
PROGRAMA DE EXPLOTACIÓN MINERA. El referente de Social 21 La Tendencia, Martín Ayerbe, expresó que es preciso “orientar el desarrollo minero mediante un Programa de Explotación conducido desde el Estado, hacia los procesos productivos del mercado interno que garanticen un crecimiento en la escala industrial” del país.
El industrialista envió a este periodista un vasto Programa de Explotación Minera compuesto de tres materias fundamentales: la Jurisdiccional; la Productiva y la Financiera.
En el primer punto sugiere un “Acuerdo Federal Minero” que contemple un plan productivo integral de nuestras provincias y contenga “el desarrollo logístico ferroviario y vial que integre la región andina; un canon unificado del valor de boca de mina por las características del yacimiento”. También, que a través del Ministerio de Defensa se clasifiquen, se certifiquen y se habiliten los procesos productivos de los minerales estratégicos.
Es decir, “aquellos de necesidad imprescindible para la defensa y el Plan Industrialización Nacional; y también los minerales críticos, que son aquellos metales o aleaciones y combinaciones que por su escasez y reserva nacional, se prohíbe su exportación o comercialización interna a empresas que no sean del Estado Nacional”.
Por eso propone “retornar al Plan SAVIO (Ley 12.987 y Ley 12.709) que determina la prohibición de la exportación de determinados metales como: el hierro, acero, cobre, aluminio, antimonio, cinc, cromo, níquel, bronce y latón; a los cuales habría que adicionar la prohibición de exportación del litio, uranio, y las tierras raras”.
Entonces considera necesaria la creación de Yacimientos Mineros Argentinos Sociedad del Estado bajo la órbita de la Dirección General de Fabricaciones Militares, con el objetivo de disponer “la prospección, exploración, descubrimiento, adquisición, operación y administración de explotación de minas y yacimientos minerales”.
Cabe aclarar que para llevar a cabo la explotación minera, hay que desarrollar tecnología diseñada por el Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa. “Es decir, el empleo de aquellos instrumentos, técnicas y procedimientos que contemplen: la protección de la salud y el trabajo de la comunidad; la conservación de la vida y las riquezas de la Nación; que vele por las capacidades nacionales en relación con la experiencia y potencial industrial que poseen los trabajadores argentinos”.
Ayerbe se zambulle en una polémica bien ríspida. “Será necesario retornar al modelo de explotación de minería a socavón o subterránea, y sólo en los casos de desarrollo minero en superficie del terreno ‐como tierras raras o molibdeno‐, se utilizará el proceso de cielo abierto a baja escala”.
Finalmente señala que “el respaldo metálico del peso argentino es un modo simple, a través del trabajo no la especulación, de salir de la dolarización de la economía. El oro y la plata de Santa Cruz se acumulan en Suiza y Londres, y retornan como dólares de la deuda externa”. Incita, entonces, a implementar “un programa de acopio de recursos naturales” con un encaje en reservas físicas en un “banco de recursos minerales, hidrocarburíferos y semillas”.
HISTORIA Y PRESENTE. La discusión, empero, contiene aspectos más esenciales, como los planteados al comienzo. Aquello que para Ayerbe y para quien esto redacta es evidente (el ser humano empezó a desarrollar la minería hace 43 mil años; desde entonces no se puede establecer una sociedad sin esa actividad) está en cuestión para otros. Pues muchos pretenden erradicarla.
Con el delicado tono zumbón que surca las líneas pergeñadas por Abel Fernández, el espacio web AgendAR Producción Argentina efectuó un puñado de aclaraciones. Por caso: “La realidad inescapable es que necesitamos los minerales. Los veganos pueden decir que no consumen productos animales. Pero nadie deja de usar minerales en su vida cotidiana. Cuando se rechaza a la minería, se está reclamando que se haga «en otro lado»”.
“Es que la expresión «megaminería» encierra una falacia. Porque no hay «miniminería»” explica y añade que “La minería en gran escala es la que existe, salvo emprendimientos muy especiales en cantidades irrelevantes. El minero individual, con su pico y su burro, se queda en las viejas películas del Oeste norteamericano”.
Enseguida rasca donde pica: “En Chubut hay una ciudad muy hermosa, una de las más importantes de la provincia, Puerto Madryn, blanca, limpia y próspera. Con una alta calidad de vida, goza de un entorno natural envidiable. En su cercanía, ballenas y pingüinos atraen al turismo. Pero no vive del turismo”.
“Su crecimiento y su prosperidad se deben en gran parte a ALUAR –enfatiza AgendAr-. La empresa cuyo nombre es ALUminio ARgentino. Y si hay una «megaminería» a cielo abierto, esa es la de la bauxita ¿O cómo creen que se obtiene el aluminio? La precaución de los hermanos Madanes cuando fundaron ALUAR es que la bauxita viene siempre de otros países como Jamaica o la India, y el nuestro no tiene que hacerse cargo de ESOS pasivos ambientales”.
¿Entonces? “Esto demuestra que se puede convivir, bien, con la actividad minera. Pero es imprescindible convencer a la comunidad de eso. En las sociedades modernas, no hay forma de llevar adelante esa actividad en gran escala si una mayoría -o aún una minoría importante- se opone. Y si las leyes están escritas por las mineras, con el solo agregado nacional de la traducción al castellano, es difícil que eso ocurra”.
DEFINICIONES TÉCNICAS. El geógrafo Néstor Gorojovsky, colaborador central de La Señal Medios, afiló la daga y rasgó asertos sin base. “Hoy no existe otra minería que la “megaminería”. Se hizo cada vez más difícil encontrar filones, vetas o placeres de alta concentración de minerales. Salvo el gran filón aurífero sudafricano de Aguas Blancas (Witwatersrand) es posible que ninguno de los grandes filones del pasado siga en producción”. Qué arranque.
Y luego: “Casi toda la minería contemporánea se basa en extraer grandes masas de roca de baja concentración (“de baja ley” se les dice) y concentrar luego los minerales. Mucha piedra, poco producto final”.
Por eso “Oponerse a la “megaminería” es en realidad oponerse a toda la minería, que es más o menos como oponerse a la civilización humana. Pero mucho peor es oponerse con argumentos tan falsos como los que esgrimieron los enemigos de las papeleras de Fray Bentos, que nos pusieron al borde de un enfrentamiento militar con Uruguay”
“La minería moderna no intoxica masas inmensas de población. Toda el área de Witwatersrand, que por eso la nombramos arriba, vive de la cianuración de oro desde hace más de un siglo. Millones de personas cohabitan con esa actividad, muchas veces a escasos metros de las minas y las plantas de concentración. Nadie se murió por intoxicación de las napas de agua”. En este párrafo la apuesta quedó bien alta.
Y más. “Tampoco es cierto que la minería despilfarre agua. Los compuestos que se usan en los procesos de concentración son demasiado caros. Las empresas mineras trabajan en circuito cerrado, no vuelcan efluentes. Y cuando hay accidentes, como el de Veladero, los ambientalistas se hacen un festín… hasta que todos los estudios demuestran que comieron aire porque no sucedió nada de lo que aseguraron”.
Sin concesiones, Gorojovsky plantea: “Peor aún es, como en el caso de Chubut, cuando la cuenca hídrica misma es una cuenca cerrada, una palangana rodeada por rocas impermeables. Y para colmo, la Argentina necesita en lo inmediato cambiar su matriz exportadora para cubrir los desastres que dejó el macrismo, cuya mirada económica es tan irracional y retrógrada como la que tienen los antimineros de la realidad material del mundo moderno”.
Finalmente, “Las exportaciones mineras son una muy interesante fuente de recursos en ese sentido, y tampoco por ese lado oponerse a la minería significa apoyar al interés nacional”. Néstor fue indagado por este periodista en el nada rutinario programa Ya nada será igual, por Radio Gráfica, y para rubricar sin confusiones la cuestión, entregó los ejes por escrito.
Ni Ayerbe de La Social 21, ni Abel de AgendAR, ni Gorojovsky, de Patria y Pueblo, son antinacionales. Tampoco son antipopulares. No pertenecen a una misma vertiente sino que poseen distintas matrices de larga data en el seno del movimiento nacional.
Merecen ser escuchados.
La diferencia que marcan en algunos debates clave es que cuando se ponen a investigar, lo hacen en serio, a fondo. Pensamos que ante tanta bulla, resultaba pertinente insertar en la discusión perfiles que, de habitual, carecen de difusión.
También configuran, para quien redacta, Fuentes Seguras.
FUEGOS ARTIFICIALES. No hubo grandes estruendos durante la Nochebuena. Las campañas en contra de los “cuetes” viene rindiendo sus frutos, y un hondo silencio, quizás amparado por causas más potentes pero difíciles de detectar, se impuso en la jornada del encuentro por antonomasia.
No nos vamos a insertar en ese debate, pues como el lector verá ya tenemos bastante con lo señalado hasta aquí. Sólo apuntamos que hay pirotecnia que recibe el beneplácito de los bienpensantes y otra que obtiene el más enérgico de los ditirambos. Es que todo es así.
Para el cierre de una nota intensa, nos quedan algunos aspectos de interés que ameritan atención. Es posible brindarla, en estos días con algo de tiempo extra.
- En principio, sugerir la lectura de una atractiva entrevista realizada al Papa Francisco por Repubblica y La Stampa. Desde el aprendizaje que implica jugar de arquero hasta la trascendencia de la solidaridad. La navidad del Papa al hilo de los recuerdos.
- Luego, mencionar que China está limitando el ingreso de las nuevas producciones del cine norteamericano y fomentando las locales, con eje en la revisión histórica de numerosos episodios hasta hoy sólo conocidos por la versión occidental.
- Asimismo, indicar que la onda denunciante del “costo” del Poder Judicial tiene apariencias populares pero sustrato liberal tradicional. La rebaja salarial no soluciona nada; sólo vale impulsar exigencias de mejora para los sumergidos.
- Tras el pago del miércoles de la semana pasada, al país le quedan por pagar 41 mil millones de dólares con el FMI. A ese número hay que sumarle los intereses que corran hasta completar el pago ya que se viene abonando una sobretasa por haber superado en más de 200% el límite de crédito disponible.
- Entre marzo y diciembre de 2022 vencen unos 19 mil 100 millones de dólares en pagos de capital e intereses, que representan cerca de la mitad de reservas en el BCRA. Si no se logra un nuevo programa a 10 años con revisión de sobretasas, el Gobierno deberá pagar 19 mil 300 millones de dólares en 2023 y 4 mil 900 millones en 2024.
- En noviembre de 2021, las exportaciones alcanzaron 6 mil 164 millones de dólares y las importaciones, 5 mil 767 millones de dólares. El intercambio comercial (exportaciones más importaciones) aumentó 38,5%, en relación con igual mes del año anterior, y alcanzó un monto de 11 mil 931 millones de dólares. La balanza comercial registró un superávit de 397 millones de dólares.
- Entre una cosa y la otra, cabe refrendar la idea: Dinero, hay. Lo que no necesariamente implica una acusación, sino una descripción del panorama existente para poder evaluar los pasos a seguir.
- Finalmente, un aplauso sincero para el Instituto Nacional de la Música. La bellísima y cuidada re edición del primer disco de Serú Girán y el programa Unísono difundido el sábado, son la frutilla en la crema de una paciente labor de potenciación de la música nacional desplegada desde hace muchos años por la Unión de Músicos Independientes.
- La creación argentina, canalizada en magníficos sonidos, persiste.
- Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal
Pinturas Alfredo Rodríguez
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