Por Gabriel Fernández *
El lector ya lo sabe: las listas del Frente de Todos hacia las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) evidencian un equilibrio alineado con la configuración misma de la coalición. Se sostiene la pre eminencia kirchnerista en los puestos expectantes, se observa el trazo de Alberto Fernández en todas y se registra la presencia massista en las zonas requeridas por el jefe del Frente Renovador.
Aunque se trata de comicios en mitad de mandato, lo cual implica una posibilidad de dispersión en busca de afinidades ideológicas, la primera imagen registrada al conocerse las nóminas durante las primeras horas de este domingo permite inferir la continuidad del tono dual rumbo a noviembre. Aunque los debates fueron intensos la resolución mostró cierta armonía en el seno del oficialismo. Es probable, empero, que algunas listas distritales, a izquierda y derecha, cosechen sufragios de las dos grandes canteras.
Lo cierto es que se abre así la campaña. Ante la prevista escasez de grandes actos masivos, el desafío para el movimiento nacional se asentará en la construcción de una agenda despegada de las intenciones de los medios concentrados. Sostenidos por sus propias tramas empresariales y por el dinero de los contribuyentes que el Estado canaliza equívocamente, intentarán imponer temáticas sobre tres regiones sociales.
Para la población politizada, buscarán mostrar los desajustes económicos y señalar que las iniciativas con matriz social resultan anti históricas y deficitarias. Para los segmentos interesados pero con lecturas superficiales, inventarán cruces intestinos y transmutarán propuestas en dislates. Y hacia los espacios sin exigencias enviarán renovadas diatribas sobre “corrupción” y enfatizarán lo “sucia” y distante que resulta toda política. Para la distribución de sus materiales cuentan con diarios, webs, toda la grilla de cable, las radios AM más potentes y el equipo que reproduce en redes.
Todo será acompasado por “noticias” internacionales bien escogidas y a su vez delineadas para presentar un horizonte de indetenible conservatismo al cual es preciso subirse para no perder el tren. En este punto contarán con la involuntaria cooperación de la deprimente mirada de unos cuantos analistas “propios” muy dados al no somos nada y al perdemos, perdemos, siempre perdemos. De las regiones del planeta que vienen creciendo con firmeza en base a la orientación estatal, la inversión productiva, la ciencia y la técnica y el control de las finanzas, no se hablará.
(El subtítulo MERCOSUR de este artículo tiene la intención de indicar la importancia de conocer el panorama mundial).
Ahora bien, el pueblo argentino razona por otras vías. Si una parte resulta influenciable, hay una base social que sabe olfatear el aroma del crecimiento y la fetidez de la ruina. El despliegue de los medios populares como una trama significativa a lo largo y a lo ancho de la Nación le está permitiendo fortalecer la intuición con datos más certeros y aproximaciones situadas. Y, en definitiva, el voto de nuestra gente dependerá de los aciertos gubernamentales en la dinamización del mercado interno, la generación de empleo, la contención social y la presencia estatal en zonas rugosas de la vida local.
EL VAR. ESTRATEGIA. El fútbol está sacudido por una polémica singular: la introducción de modificaciones reglamentarias que afectan el desarrollo del juego. La más conocida, por su aplicación en torneos internacionales recientes, es el VAR (Video Assistant Referee o Video Arbitraje). Sin embargo, hay otras variables en estudio que analizaremos en su momento.
Para entender nuestra objeción al sistema, es preciso efectuar algunas consideraciones generales acerca de la totalidad de las actividades vitales, pues un deporte no debería dejar de lado el entorno que lo contiene.
El combo tiempo y espacio integra, necesariamente, todos los movimientos. Los estudios científicos han evidenciado que ningún elemento en este lindo mundo, y en todos los demás también, se encuentra en reposo absoluto.
Entonces, desligar la acción de su temporalidad implica construir otra realidad. Aunque esto vale –como se ve- para muchísimas situaciones, queremos enfocar aquí la definición para referirnos al VAR.
Las deficiencias del sistema son de larga data: pre existen al VAR y se instalan en la ilusión de reproducir una secuencia en video a través del quiebre entre la acción y su temporalidad. Cuando dos jugadores arriban a un cruce abajo, el contacto apenas dura un segundo debido a la velocidad de sus movimientos. Al reducir la velocidad, precisamente “para ver mejor”, la pantalla muestra otra jugada, recreada en un ritmo inferior.
Así, la percepción inducida al observador –en este caso los árbitros del sistema VAR y su compañero en el campo de juego; antes, los espectadores de televisión- es que el impacto resulta apenas un roce cuando en verdad fue un fugaz pero tremendo golpe.
Algo semejante ocurre con las obstrucciones. Si un jugador va a buscar un centro, al ser observado en cámara lenta por los jueces, da la sensación de haber protagonizado una extensa presencia en el área, obstaculizando irregularmente la visión del arquero. La jugada en tiempo real contiene una simple llegada, de no más de uno o dos segundos de cercanía, absolutamente razonable y habitual cuando vuela un envío y el delantero concurre a disputar.
Hace un puñado de meses afirmamos que “el VAR siempre se equivoca” y eso fue evaluado como un absoluto injustificado. Pero es así: el VAR siempre se equivoca aunque circunstancialmente acierte, porque transmuta las “pruebas” y fuerza la mirada del juzgamiento sin su exacta temporalidad, factor que combinado al movimiento de los jugadores, define la esencia del combo indivisible al cual hicimos referencia al comienzo.
Una situación sólo puede analizarse en base a la reproducción de lo ocurrido en tiempo y forma, sin anular alguno de los elementos que la componen.
Acá no se trata de debatir sobre si la tecnología sirve. Si se cuenta con una balanza digital para garantizar el peso del balón ¿por qué no utilizarla? Y así siguiendo. Es más: no opondríamos resistencia al empleo de filmaciones para considerar jugadas dudosas, si las mismas permitieran a los árbitros observar los hechos sin desfigurar el tempo de la acción, y por supuesto la acción misma (esto es, el movimiento del jugador con la inercia correspondiente).
Veamos. El formato de la gambeta de un futbolista puede parecer equivalente al de otra gambeta del mismo futbolista. Al poseer un estilo, los movimientos en distintas jugadas pueden resultar semejantes. Sin embargo, no es lo mismo ese regate al tranco, en medio juego, que ingresando al área apareado por dos defensores, en alta velocidad. Si se le quita el factor tiempo, las maniobras pueden ser consideradas en extremo parecidas, pero quien juega sabe que se trata de situaciones muy distintas.
El VAR, como lo conocemos, sólo puede contribuir al error de apreciación simplemente porque convierte una jugada en otra, al retransmitirla en cámara lenta. A veces, el fallo final es atinado y a veces, no. Pero esa no es la cuestión. Hasta en los aciertos este sistema parte de la apreciación de algo que no existió en el juego real: un movimiento sin su adecuada temporalidad.
Es evidente que quienes disponen nuevas reglas para este magnífico deporte, no lo han jugado. También, que no lo disfrutan. En próximas ediciones vamos a estudiar las modificaciones planteadas a futuro, pero nos interesó hincarle el diente al VAR por su polémico presente.
Sólo un apunte anticipatorio: los cambios que se atisban en el horizonte contienen el equívoco anhelo de acelerar un juego que ya tiene su propia respiración. Pero hasta esa búsqueda resulta viciada, pues si se piensa un poco, desde el arribo del VAR las detenciones, las rupturas de ritmo, los enfriamientos de cotejos disputados, y el consiguiente aburrimiento para el espectador, están garantizados.
La Justicia, no.
EL VAR. COYUNTURA. Vale dejar por un instante esa evaluación estratégica para adentrarnos en un factor circunstancial que, sin embargo, alza las pasiones con superior intensidad.
El ostensible bombeo padecido por el Club Atlético Boca Juniors en la Copa Libertadores de América se apoyó en esas falencias del VAR pero fue impulsado por el ex titular de la institución, ex intendente de la Capital y ex presidente de la Nación Mauricio Macri.
Nuestras Fuentes en la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) estimaron pertinente que, al menos, circule la especie para que no se la lleve de arriba luego de generar tanto revuelo. “El vínculo de Macri no es sólo con la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) donde tiene un inmerecido cargo, sino también y muy específicamente con Alejandro Domínguez de la Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL)”.
La relación con Alejandro Guillermo Domínguez Wilson–Smith, que así se llama este empresario paraguayo en verdad, es previa a la gestión endeudadora en el orden nacional y posee varios nexos con el llamado FIFA – Gate. Recordemos que en 2015 las autoridades suizas hicieron público, tras años de investigaciones, la existencia de casos de corrupción. Una de las líneas de investigación más sólidas está relacionada con la CONMEBOL. Los cargos que recaen sobre los dirigentes incluyen soborno, fraude y lavado de dinero.
La apuesta al fracaso de la gestión presente en la entidad de la Ribera es visible y se pudo palpar, según los informantes, en el accionar conjunto de Macri y Domínguez durante los dos partidos definitorios frente al Atlético Mineiro. Varios medios especializados inclinaron la responsabilidad sobre Juan Román Riquelme, logrando así que la operación resultara completa.
EL BERRETÍN. Encuadrar esta información dentro de la discusión interna por las candidaturas puede resultar injusto. Quizás sea más apropiado hablar de obsesión o, con sentido tanguero, berretín. Lo cierto es que desde la interioridad misma del Grupo Octubre S.A. se informó a este periodista que su titular Víctor Santa María, prohibió en su emisora durante la semana previa al cierre de listas la mención del dirigente de origen radical en el Frente de Todos Leandro Santoro, del jefe de Gabinete Santiago Cafiero y del periodista Horacio Verbitsky.
¿Cuál fue el motivo? La enjundiosa búsqueda por imponer a Gisela Marziotta en la pole position para renovar la diputación nacional por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Finalmente, recaló en un atractivo segundo lugar. Sin embargo el lector avispado observará que ese motivo carece de sustento, pues debería estar afincado en una gran popularidad, en una representación social inequívoca o, al menos, en sondeos de opinión que la presenten al frente de las preferencias públicas. Como nada de eso parece ocurrir, el interrogante se desliza hacia ¿quién banca el berretín del titular del Suterh?
En ese nivel, ingresamos a un sendero selvático, muy difícil de desmalezar. Pues cabe indagar si la intención básica es admitir la pre eminencia de Santa María debido a la funcionalidad de sus medios y recursos en el debate nacional o si se trata de un intento auto infligido por morigerar las posibilidades electorales del Frente de Todos. El primer punto resultaría objetable, pero comprensible; el segundo nos lleva, directamente, a una preocupación intensa y sin respuesta.
SINTONÍA FINA. Otra vez. Alguien dirá que este narrador insiste con el tema, pero a la vista de la escasez informativa al respecto, resulta pertinente volver sobre el Papa. En una misiva enviada a la titular de la Secretaría General Iberoamericana, Rebeca Grynspan Mayufis, ante el encuentro del organismo con presidentes de distintos países, el papa Francisco solicitó la “renegociación de la carga de la deuda” para “los países más necesitados” y reclamó una “férrea voluntad política” para “cambiar las cosas” a nivel mundial.
“Particular consideración se debe otorgar a la necesidad de reformar la arquitectura internacional de la deuda, como parte integrante de nuestra respuesta común a la pandemia”, sostuvo el pontífice en precisiones barridas bajo la alfombra por los medios argentinos. Es que para el Papa, “la renegociación de la carga de deuda de los Países más necesitados es un gesto que ayudará a los pueblos a desarrollarse, a tener acceso a las vacunas, a la salud, a la educación y al empleo”.
En ese marco, Jorge Bergoglio puntualizó que “tal gesto debe ir acompañado por la puesta en práctica de sólidas políticas económicas y por una buena administración que llegue a los más pobres”. Y fue preciso: destacó “la urgencia de tomar medidas que permitan el acceso a una financiación externa, a través de una nueva emisión de Derechos Especiales de Giro, llamando a una mayor solidaridad entre los Países”. En sintonía con el planteo argentino de apenas una semana atrás, señaló que los recursos deben ser “destinados para impulsar y alentar el desarrollo económico y productivo, con el fin de que todos puedan salir de la actual situación con las mejores posibilidades de recuperación”.
“Nada de esto será posible sin una férrea voluntad política que tenga la valentía de decidir cambiar las cosas, principalmente las prioridades, para que no sean los pobres los que paguen el costo más alto de estos dramas que están golpeando a nuestra familia humana”, advirtió. Finalmente, el Papa se refirió a la pandemia de coronavirus y planteó que “al reconocer los esfuerzos en la búsqueda de una vacuna efectiva para el Covid-19 en tan breve tiempo, deseo reiterar que la inmunización extensiva debería ser considerada como un bien común universal, noción que requiere acciones concretas que inspiren todo el proceso de investigación, producción y distribución de las vacunas”.
Este bloque merece ligarse a la zona final de la introducción de las Fuentes de hoy.
PARADOJAS ECONÓMICAS. Dentro de la secuencia de paradojas que caracteriza a este gobierno, es posible escuchar a Hernán Lechter en un medio público afirmar que “Solamente tres empresas compiten en el mercado de alimentos y bebidas. Por eso es importante y necesaria la intervención del Estado en la regulación de precios. A modo de ejemplo: en el rubro gaseosas, sólo una empresa representa el 80% del consumo y facturación”. “No te cuida el mercado, te cuida el Estado” dijo Letcher. Y explicó cómo el 75% de lo que encontramos en las góndolas de los supermercados corresponde a la producción de apenas 20 empresas que, en consecuencia, son las que definen los precios de lo que compramos.
Por su parte, en nuestro programa, Horacio Rovelli apuntó que “el Presidente Alberto Fernández, en las sesiones ordinarias del 1º de marzo de 2020, pidió al presidente del Banco Central un informe sobre los 100.000 millones de dólares de deuda contraída por el gobierno de Cambiemos. La repuesta de la autoridad monetaria fue el estudio Mercado de cambios, deuda y formación de activos externos, 2015-2019”. El economista precisó que “Nunca se informó quiénes eran, pero en la nota titulada Los 100 de Macri de El Cohete a la Luna se dio a conocer ese listado, jamás desmentido”.
Añadió que “Está encabezado por dos sociedades en las que el mismo Larry Fink, CEO de Blackrock, reconoce tener fuerte participación: Telefónica Argentina SA, que compró en esos cuatro años 1.248 millones de dólares, y Pampa Energía, con 903,8 millones de dólares. Ni esas empresas, ni ninguna de las que conforman el grupo de las 100, Grupo Clarín, Techint, Arcor, Aceitera General Deheza, FIAT y un gran número de clientes del estudio de Carlos Rosenkrantz declararon ni pagaron impuesto a las ganancias por el monto de dólares que compraron. La pregunta es: ¿De dónde extrajeron esas sumas? Esa información permitiría recuperar en parte esa deuda y avanzar sobre las contabilidades paralelas y la evasión tributaria”.
LO QUE HACE FALTA. Eso si: los problemas centrales, persisten. La Canasta Básica Alimentaria (CBA), que define el abismo que implica la indigencia, aumentó en junio un 3,6% para una pareja con dos hijos, que necesitaron percibir ingresos por unos $28.413,82. Los datos son del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). La Canasta Básica Total (CBT), que marca la línea de pobreza, fue en junio de $66.488,33, con un aumento del 3,2% mensual. Durante el primer semestre, el primer vector creció un 25,3%, mientras que el restante, un 22,7%.
Por vueltas que le demos, esos indicadores son un baldón: Entre junio de este año e igual mes del 2020, el precio de la CBA se incrementó a 57,6% y el de la CBT a 51,8%. Dentro de la misma tendencia, el Índice de Precios al Consumidor aumentó en junio 3,2%, y acumuló un alza del 25,3% para el primer semestre, y del 50,2% en los últimos 12 meses. La suba en el rubro “Alimentos y bebidas no alcohólicas”, con el 3,2%, resultó la de mayor incidencia en todas las regiones, y también aumentó 3,5% Prendas de vestir y calzado, y 3,3 Transporte.
La explicación del Ministerio de Economía sólo sirvió como admisión de la ausencia de políticas enérgicas para controlar la creciente, al señalar que “El aumento de los precios de las commodities en el mundo, que afectan entre otras a las principales exportaciones argentinas como la soja, maíz, trigo y girasol, impactan también en los precios de los alimentos que se comercializan en el mercado interno”. La cartera realzó que “el incremento en los precios internacionales se traslada a los precios locales impulsando su alza por el ‘shock’ externo”. La pregunta es: ¿Y entonces?
UNA CATÁSTROFE EVITABLE. Entre el alejamiento perpetrado desde el gobierno macrista, algunos errores cometidos durante la gestión nacional previa y la ausencia de planificación presente, es válido señalar que el posible desmembramiento del Mercado Común del Sur (MERCOSUR) resulte un problema y una responsabilidad argentina. El lector sabe de la valoración planteada en estas líneas para los aciertos en Política Exterior. Bien: este rubro esencial debe incluirse en el debe de la dupla Alberto Fernández – Cristina Fernández de Kirchner.
Uno de los grandes objetivos de los Estados Unidos, la Unión Europea y el capital financiero, se está cumpliendo justo mientras se despliega el período de continentalización más importante de la historia. El resquebrajamiento del MERCOSUR puede configurar una catástrofe para las perspectivas económicas de nuestros países y una celebración para las agónicas estructuras del ex capitalismo central. El tema no forma parte de la agenda electoral ni mediática, pero es más trascendente que muchas de las niñerías que fatigan el decir.
El MERCOSUR posee un Producto Bruto Interno de 4 580 000 000 000 de dólares. Eso significa el 82,3 % del PBI total de toda Sur América. Abarca un territorio de 13 000 000 kilómetros cuadrados y contiene más de 275 millones de habitantes (cerca del 70 % de la región). De hecho, siete de cada diez suramericanos son ciudadanos del Mercosur. De ahí que esta asociación resulte el área productiva más desarrollada de todo el Hemisferio Sur, el cuarto bloque económico del mundo y la quinta economía del planeta. Casi todos sus miembros tienen peso en la ONU y dos de ellos, Argentina y Brasil, un lugar en el G20.
En este mes de Julio delibera la 58° Reunión Ordinaria del Consejo del Mercado Común del MERCOSUR. Quizás resulte la última del gran espacio. Penetrado por miradas liberales ancladas en el Hemisferio Norte, varios integrantes juegan en contra y otros, los dejan jugar. Sin embargo, planteos intencionados como el de Uruguay -“defender la modernización del bloque a través de una agenda de negociaciones externas sustantiva, ágil, dinámica, flexible y permanente”- se asientan en equivocaciones albicelestes. Tratemos de entender.
Uruguay pretende ligarse individualmente a otras economías en rubros que se encuadran dentro de las prerrogativas del MERCOSUR. El ostensible intento divisor tiene un fundamento, planteado por los representantes orientales: “no se aprobó la reducción del arancel externo común, a pesar de que Uruguay había apoyado algunas de las propuestas presentadas, las que siempre se entendieron formando parte de un mismo paquete con la flexibilización”. Es decir, descree de la disposición suramericana destinada a “negociar en forma conjunta acuerdos de naturaleza comercial con terceros países o agrupaciones de países extrazona en los cuales se otorguen preferencias arancelarias”.
Como a Brasil esto no le importa por razones conceptuales semejantes y por intereses disímiles, el verdadero afectado es nuestro país. Es que desde el gobierno anterior, orientado por el Frente Amplio, el vecino viene denunciando que si Argentina y Brasil no se abren a sus exportaciones, Uruguay no tiene motivo para rechazar las exportaciones a otras naciones. Y tiene razón. Aunque duela admitirlo, la exigencia parte de una actitud soberana genuina que evidencia la brega por dejar de ser un receptáculo de fondos buitres –“la Suiza de América”- para lograr que una zona de su economía posea eje industrial.
La Argentina, extendiendo hacia la eternidad su error, responde que “la postura de Uruguay es errónea e ilegal porque la decisión 32/00 (norma del ‘consenso’) no necesita un procedimiento de internalización, porque sólo repite lo que está en el artículo 1 del Tratado de Asunción”. Como bien apunta, preocupado y lúcido, el pensador nacional Abel Fernández (El blog de Abel), se trata de “un buen punto jurídico, pero no existe el tribunal al que acudir. Argentina, entendemos, debe enfocar el tema con realismo: la diplomacia uruguaya siempre ha sido profesional y cautelosa. No habría dado este paso sino tuviera seguridades que dentro del bloque Brasil lo vería con buenos ojos. Es posible que también tenga alguna aprobación informal desde fuera de la América del Sur”.
La dificultad se prolonga hacia el vínculo con Paraguay. En ambos casos, es preciso situar la exacta medida de los planteos orientales y guaraníes: cuando se quejan de los desaires argentinos y brasileños hacia sus producciones locales, se refieren a la negativa de los dos gigantes para adquirir unas 200 realizaciones industriales propias. Apenas 200 productos. Cabe puntuar que, aún en baja, los Estados Unidos –con picardía genuina- admiten su compra. Esa sencilla actitud, entre otras, inclina la balanza hacia la segmentación sureña y convierte a nuestras dos potencias en pequeños contadores egoístas.
En tal dirección, el analista Julio Fernández Baraibar situó el problema con nitidez en el aire de la Gráfica: “Las economías más fuertes, Brasil y Argentina, deberían ser las responsables de integrar a Uruguay, Paraguay y otros países de menor volumen. Está en nuestras manos lograr que el resto de América del Sur se sienta cómoda en una alianza que necesariamente debe beneficiar a todos sus miembros. Si se deteriora el Mercosur una gran cuota de responsabilidad será nuestra”. Otro especialista también alzó la voz en nuestra emisora. Néstor Gorojovsky efectuó un apunte singular: “Confío en que se resolverán estas contradicciones. Recuerdo que Alberto Methol Ferré me dijo, durante una presentación de su libro El Uruguay como problema que una coalición entre Brasil y Argentina, sin Uruguay, Paraguay y Bolivia como factores de sutura, sería un acuerdo entre San Pablo y Buenos Aires y ´eso es mitrismo´”.
La intención de los poderes locales e internacionales que operan sobre la cuestión es partir el MERCOSUR antes del asentamiento de la gestión del Frente de Todos en la Argentina y del retorno del Partido de los Trabajadores –con base ampliada- al gobierno de Brasil. Si alguien en Cancillería o en la cartera económica nacional piensa “no importa, en un par de años lo recomponemos”, estaría mostrando un profundo desconocimiento de las complejidades de los acuerdos múltiples en el orden planetario. Desde su creación en noviembre de 1985, el MERCOSUR ha transitado un difícil sendero pletórico de declaraciones, actas, tratados, protocolos, que derivaron en la formación de organismos de conducción habilitados para concretar resoluciones contenedoras del conjunto de los intereses vinculados.
Nos encontramos en un tramo de la historia que exige el alistamiento de las coaliciones metholianas para afrontar las décadas venideras. Más allá de la torpe propaganda de los medios concentrados, basada en una imagen mundial enfocada veinte años hacia atrás, esas aproximaciones ya están ocurriendo, a todo vapor.
El tándem euroasiático se yergue con una solidez apreciable, con firmes lazos de seda hacia algunos BRICS y varios ASEAN, sin dejar de lado –ni mucho menos- a Irán en Oriente Medio y Alemania en la misma Europa. Las regresiones electorales en Argentina y Brasil corrieron a nuestra región del camino hacia el futuro y la re posicionaron en un ayer que ni siquiera está. La incidencia de esos desajustes sobre el presente continúa y el interés profundo de estos pueblos exige un viraje acelerado y contundente para ubicar el rumbo en su justo sentido.
EL ÁNIMO Y LA INTELIGENCIA. Los restos de la lluvia que envolvió la gran ciudad y sus alrededores durante el fin de semana, centellean sobre el asfalto. Las incógnitas ante el futuro enlazan con el tono gris que ese reflejo elabora junto a las nubes que transitan el cielo con lentitud.
Es probable que ese trazo pictórico influya sobre el estado de ánimo; sería apreciable que no lo hiciera sobre el análisis y el diagnóstico.
Es curioso, pero la máxima se invierte: necesitamos optimismo (realismo) de la inteligencia ante el pesimismo de la voluntad.
Las banderas históricas del pueblo argentino no se han deshilachado como algunos suponen y otros desean. Siguen ondeando, y acarician la psicología de enormes contingentes humanos; derivan en una identidad persistente.
El peronismo llegó a las mentes y a los corazones, hace tantas décadas, para quedarse.
- Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal
Con la colaboración de Carlos Aira
Imagen de portada: Jackson Pollock – Convergencia
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