Por Horacio Rovelli*
La deuda externa Argentina se incrementó en más de 100.000 millones de dólares en el gobierno de Cambiemos para pasar a ser de 323.065 millones de dólares al 31 de diciembre de 2019. Una parte, 66.137 millones en esa divisa están en 21 títulos en moneda y jurisdicción extranjera y es sobre los que el gobierno argentino finalmente, presentó el 17 de agosto de 2020 ante la SEC de los EEUU un canje de los mismos, con nuevos plazos y nuevas tasas de interés, con un principio de acuerdo con el grupo acreedor Ad-Hoc y otros encabezados por Blackrock, que además de ser el mayor acreedor privado de la deuda argentina (con aproximadamente unos 3.000 millones de dólares) es el principal administrador de activos financieros del mundo. Según el nuevo cronograma, el período de aceptación se extendió al viernes 28 de agosto, pero la fecha de liquidación de las operaciones permanece igual: será el 4 de septiembre. Ese mismo día también se concretará el canje de los títulos locales, cuyo monto asciende a U$s 41.715 millones, que conforma un total de canje de deuda por U$s 107.852 millones.
Otra parte es la deuda con el FMI, unos aproximadamente U$s 44.000 millones; otros aproximadamente U$s 30.000 millones es con organismos internacionales de crédito como el Banco Mundial, el BID, la CAF, etc.; otros 130.000 millones en esa moneda es deuda intra sector público (FGS de la ANSeS, BCRA, Banco de la Nación Argentina, diversos fondos fiduciarios, etc.); y los U$s 11.200 millones restantes es deuda con el sector privado en moneda nacional e incluso en moneda extranjera, pero con cláusulas de ajustes propias.
En su momento, el Comunicado dado a conocer por el Ministerio de Economía de la Nación el martes 4 de agosto 2020, explicaba los cambios realizados a la propuesta de desembolsos de la deuda que consiste en incluir los 21 títulos (incluso el que duraba 100 años, hasta el 2127) en un canje por 12 títulos de deuda, seis en dólares y seis en euros, con vencimiento que van desde el año 2030 a vencimientos al año 2046, y sobre la propuesta del 6 de julio 2020 presentada a la SEC, las principales modificaciones consisten básicamente en adelantar los plazos de pago de cada año del 4 de marzo al 9 de enero y del 4 de septiembre al 9 de julio, por una parte y, por otro lado, la amortización del capital de los nuevos bonos 2030 en dólares y en euros comenzarán a amortizar en julio de 2024 y vencerán en julio de 2030, donde la primera cuota tendrá un monto equivalente a la mitad de cada cuota restante.
De esta manera el primer pago de intereses se realiza en el año 2021 y el capital comienza a amortizarse en el año 2024, pero con una escala diferida de cancelación que hace que, hasta el año 2024, el monto acumulado a abonar por todo concepto de esta parte de la deuda en moneda y jurisdicción extranjera es de unos 6.200 millones de dólares, cuando los vencimientos originales comprometidos por el gobierno de Cambiemos eran de 33.664 millones de dólares para ese lapso.
Entonces el primer gran logro del acuerdo es que estamos en medio de una pandemia de características inusitadas, con la mayor parte de la población guardando aislamiento obligatorio, con nueve millones de personas desocupadas que deben ser asistidas por el Estado con $10.000 por mes, con una ayuda a 2.340.360 empleados de 245.000 empresas con una asistencia mensual de uno y hasta dos salarios mínimos vital y móvil de $ 16.875.-, con el aprovisionamiento y puesta en funcionamiento de los programas de salud, etc., que al priorizarse, tornaban incumplible los vencimientos de la deuda.
El segundo logro es que, del punto de vista estricto de las cuentas externas, se descomprime la presión cambiaria, esto es, sabiendo que hay una previsibilidad en los pagos, que el año pasado se obtuvo un superávit comercial (las exportaciones superaron a las importaciones) en 15.990 millones de dólares y este año, se siguen vendiendo alimentos que conforman el 65% de nuestras ventas al mundo y que por el freno del nivel de actividad disminuyó más que proporcionalmente las compras al exterior, tras el acuerdo con los acreedores, los exportadores van a liquidar sus operaciones y eso asegura tener un superávit comercial incluso mayor que el del año 2019, por lo que la oferta de dólares será mayor a la demanda, estabilizando esa variable y acercando el valor del dólar “blue” o paralelos en sus distintas versiones, al dólar oficial.
Y el tercer logro, no menor, es que acordado el plan de pago de la deuda con los principales bonistas, no solo se van a sumar la gran mayoría de los acreedores, sino que va a ser el marco adecuado para anular la cláusula “Indenture 2005” por la que cualquier modificación debe ser aceptada por el 85% de sus poseedores hasta el año 2046 (vencimiento final de la deuda refinanciada). Detrás de la idea de esa cláusulas se presupone que los Estados soberanos llegan a las crisis de deuda por irresponsabilidad fiscal propia y con estas cláusulas se obliga a los Estados a no defaultear, porque las probabilidades de conseguir el 85% de aprobación son bajas o nulas.
COMO SIGUE LA HISTORIA
El acuerdo en el frente externo permitirá canalizar los recursos y las políticas a aumentar la producción y generar trabajo. La Argentina no tiene un problema de ahorro, un país que en los cuatro años de la gestión de Cambiemos fugó 86.200 millones de dólares al exterior lo que tiene que hacer es fiscalizar y controlar la evasión fiscal y las doble contabilidades. Paralelamente, uno infiere que nuestra clase dominante después de haber derrapado en los cuatro años de Cambiemos, en que las acciones de las principales empresas argentinas valían en diciembre de 2019 la mitad que en diciembre de 2015, por ende todas las grandes compañías que operan en el país perdieron patrimonio, deben reconocer que su fuente de acumulación de capital es el mercado interno local y actuar en consecuencia.
La Argentina solo puede crecer si crece el poder adquisitivo y el número de los trabajadores ocupados. El único modelo de desarrollo (crecimiento con distribución del ingreso) es si nuestro mercado interno se fortalece y, queda demostrado en la gestión de Cambiemos, que la integración a los mercados financieros mundiales no solo es en una sociedad espuria en contra del pueblo argentino, sino que, termina perjudicando a toda la sociedad.
La Argentina cuenta con abundantes recursos naturales, la pampa húmeda, valiosos minerales, petróleo y gas, una cantidad importante de trabajadores disponibles y una capacidad ociosa considerable en su industria y comercio y con un potencial muy fuerte en la construcción. Ordenado el tema de la deuda y superada la pandemia tiene todas las condiciones para crecer y hacerlo en forma sostenida y distribuyendo ingresos, todo ello depende de fijar grandes objetivos y caminos para llegar al mismo, que sea consensuado por la población y que se lleve a cabo con responsabilidad y disciplina.
Pero, independientemente del acuerdo con los bonistas, porque se trata de una deuda legal autorizada por el Congreso de la Nación en la gestión de Cambiemos, se debe saber a ciencia cierta que hicieron con los dólares los mayores compradores de los 86.200 millones de esa divisa fugados del país, porque inferimos sin temor a equivocarnos, que son los verdaderos dueños de los títulos de deuda argentinos que Blackrock y el grupo Exchange Bondholders Group entre otros, administran.
PRESENTACIÓN ANTE LA SEC DEL 17 DE AGOSTO 2020
La administración nacional aprobó a través del Decreto 676/2020 la enmienda que presentó ante la SEC. En este decreto están publicados los detalles para la reestructuración de U$s 66.137 millones en títulos elegibles bajo ley extranjera.
En relación con las CAC (Clausula de Acción Colectiva), indicaron fuentes oficiales, “si el 66% o 2/3% aceptan una propuesta de reestructuración futura de la Argentina, Argentina puede cerrar la oferta con los que aceptaron y excluir de la votación a aquellas series en las cuales no se alcanzaron las mayorías necesarias (las cuales no serían modificadas), sin necesidad de notificar a los inversionistas que aceptaron y sin darles un plazo para que puedan revocar sus aceptaciones”. “Por el contrario, si no se alcanza el 66%, Argentina solo podrá excluir series de la votación si previamente notifica a los inversionistas que aceptaron que va a llevar adelante dicha exclusión y les da 5 días para revocar su aceptación”, detallaron.
Sobre la estrategia “Pac-Man”,“Argentina podrá lanzar una oferta de aplicación uniforme (esto es, una oferta que contabiliza votos en el agregado de las series sin tener en cuenta los votos de cada serie en particular) luego de haber realizado una oferta que contabiliza votos en el agregado de dos o más series teniendo en cuenta también el voto dentro de cada series, si en la primera oferta ha logrado el 75% de aceptación”. “Son dos innovaciones legales que se traducen en mejoras contractuales para los nuevos contratos de deuda, respetando el espíritu de los contratos existentes: que la decisión de la mayoría de los inversionistas pueda obligar a la minoría, sin que existan holdouts (fondos buitres tipo Paul Singer).
Tras el acuerdo con los tres grupos de bonistas liderados por Blackrock y con su ingreso asegurado, el Gobierno apunta a conseguir el piso de adhesión necesario en todas las series de bonos para activar las cláusulas de acción colectivas (CAC) y evitar, así, la existencia e holdouts que puedan litigar contra el país en los tribunales neoyorkinos. La operación se cerrará este viernes y la liquidación de los nuevos títulos se hará el 4 de septiembre 2020.
CANJE LOCAL
Economía abrió el canje de deuda en dólares bajo legislación argentina, un capítulo de la reestructuración que incluye U$s 41.715 millones, de los cuales el 55% está en manos privadas, y que propone un trato equitativo respecto de la operación externa. Con el 45% del sector público garantizado más el descontado aval de los dos fondos extranjeros con más deuda local, Templeton y Pimco, y los institucionales privados, los analistas hablan de un piso seguro de adhesión del 85%
A partir del 2 de septiembre, el canje continuará con el período de aceptación tardía, que cerrará el 15 de septiembre 2020.
Además de los cuatro bonos en dólares con trato equitativo a los del canje externo, la operación local incluye una pesificación opcional a través de dos bonos atados a la inflación: el Boncer 2026 y el Boncer 2028.
FMI
En paralelo al cierre de ambas reestructuraciones, el Gobierno iniciará la negociación con el FMI, que incluirá una discusión sobre las condicionalidades económicas del organismo, y la reprogramación de los plazos de repago de los aproximadamente U$s 44.000 millones más intereses del stand by firmado por el gobierno de Macri y la ex directora gerente del Fondo, Christine Lagarde.
El problema se suscita porque el gobierno de Alberto Fernández cuando llevó adelante la renovación de los swaps chinos (por unos U$S 19.000 millones) los hizo y sin quedar sujeto a revisión por el FMI, que fue una condición que impuso la Argentina por medio de su entonces ministro Nicolás Dujovne.
El FMI es en realidad el auditor (viene de la palabra oír) de los EEUU y queda afuera del acuerdo con la república Popular China, eso bastó para que los grandes medios de comunicación locales y la parafernalia de políticos y artistas y mediáticos de segundo orden y/o retirados, asiduos visitantes de la Embassy, armaran el acto del 17 de agosto 2020.
Por eso el Ministro Martín Guzmán anticipa una larga y dura negociación con el FMI y su principal aportante, los EEUU de Norteamérica, donde el objetivo argentino es posponer el pago de capital para el año 2025 y seguir abonando unos U$S 300 millones por trimestre hasta ese año, en concepto de intereses exclusivamente.
(*) Economista y docente.
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