Fuerte como un roble, cada pique suyo dejaba un surco. Un tractor vestido de wing izquierdo. Walter René Fernández fue un símbolo del fútbol argentino de los años 80s. Sobre todo de Racing Club, donde fue ídolo. Desde Firmat, el Walter-Gol recordó su carrera en Radio Gráfica.
Por Carlos Aira (*)
SUEÑOS DE FUTBOL: “El fútbol siempre fue un sueño para mí. Con la radio porque cuando era pibe casi no se pasaban partidos en la tele. Nací en Firmat pero mi vida futbolística la hice en Chabás, un pueblo vecino. Allí comencé a vislumbrar el profesionalismo. Uno deseaba jugar en estadios llenos. Mi primera meta era viajar a Rosario pero pasaban los años. Iba a cumplir 18, una edad muy justa para irte a probar y tentar suerte. Fui a Rosario Central y aproveché una oportunidad que esperaba hacía mucho tiempo. Allí comenzó el sueño de mi vida”.
LA SINFONICA DE ROSARIO CENTRAL: “Llegué a La Sinfónica. Un equipazo enorme con un grupo humano mucho mejor. Llegué en 1978 y debuté en 1979 en el viejo Gasómetro. Ángel Tulio Zoff me puso 15 minutos uqe me siguen pareciendo inolvidables. Siempre le voy a estar agradecido al Maestro Zoff porque apostó mucho por mí. Fue maravillosa aquella etapa en Central porque fui campeón dos años seguidos en Reserva y, si bien no jugué mucho, integré el equipo campeón del Nacional 1980.
EL SUEÑO ROSARINO: Tuve la suerte de compartir plantel con jugadores increíbles como Víctor Marchetti, Edgardo Bauza, Omar Palma o el Loco Orte. Fue mi sueño porque llegar de un pueblo del interior santafesino a Rosario y al fútbol grande y en un solo año estar codeándome con todos me superó un poco. No estaba a la altura pero de a poquito me fui afianzando hasta que empecé a acostumbrarme al codo a codo con esos monstruos.
“Piensen que estaba acostumbrado a mi pueblo. Era muy inocente en ese sentido y los comienzos en Rosario fueron muy duros. No me sentía con la capacidad de jugar allí a pesar que tenía mis condiciones. Me tiraba muy abajo. Entonces me costó mucho. Pero fue una experiencia enorme estar en las inferiores de Rosario Central. Tengo un recuerdo gratísimo. Historias maravillosas y un recuerdo que todo jugador debe tener como para motivarse y llegar al fútbol grande en algún momento”.
Con 22 años parecía que debía dejar el fútbol por una lesión. Pero afloró la personalidad. El hambre de gloria. Tenía el fuego sagrado. No podía irme a casa y volver con una mano atrás y otra adelante. No me resigné nunca. Me enfoqué corriendo en mi pueblo hasta que apareció el querido – y salvador – Defensores de Belgrano.
ARGENTINOS JUNIORS Y UNA LESION INESPERADA: En 1982, Rosario Central contrató a Pedro Remigio Magallanes y yo fui como parte de pago a Argentinos Juniors. Me dieron el pasaje de un día para otro y me dijeron ´Fernández, vaya tranquilo´. Aparecí dentro de un plantel increíble donde aparecían monstruos como el Bichi Borghi, Checho Batista y Chiche Sosa como entrenador. Chiche me puso de 9 y me tenía muy en cuenta hasta que tuve una lesión enorme. El mismo médico que me operó le dijo a una prima, dueña de la casa donde vivía en Buenos Aires, que nunca más iba a jugar al fútbol.
PERSONALIDAD: “Tuve la suerte que mi prima no me dijo nada porque hubiese sido devastador. Volví a mi pueblo a buscar trabajo porque tenía 22 años y se habían acabado las posibilidades en el fútbol. Pero afloró la personalidad. El hambre de gloria. Tenía el fuego sagrado. No podía irme a casa y volver con una mano atrás y otra adelante. Haber perdido tanto tiempo y sacrificios. No me resigné nunca. Busqué volver con mucha pasión. Me enfoqué corriendo en mi pueblo hasta que apareció el querido – y salvador – Defensores de Belgrano.
DEFENSORES DE BELGRANO Y UNA NUEVA VIDA: “Año 1983. En Defensores comenzó una nueva vida. Los médicos de Defe me recuperaron de la lesión. Empecé a sentir realmente que estaba cerca del sueño y no se podía escapar. Pero fue un sacrificio muy grande. Uno dejó cosas en el camino. No es fácil. Por eso ahí viene, pegadito, lo que significa para un jugador de fútbol de hoy, con las exigencias que se necesitan. Hay muchos detalles que no son solo jugar bien al fútbol. Hay que tener otras cosas como para llegar. Es muy difícil, y lo pude aprovechar.
“En 1984 tuvimos un año fantástico. Llegamos a la semifinal del Octogonal que perdimos con Gimnasia que luego le ganó a Racing y ascendió. Fueron dos años fantásticos en Defensores porque el grupo era una familia. Había jugadores increíbles pero sobre todo un grupo humano maravilloso. No había la presión de otros equipos. Era jugar y aprovechar la situación. Todo el mundo del fútbol aparecía en la cancha de Defensores de Belgrano los sábados y esa era una ayuda muy grande para nosotros”.
En 1985, Racing era una institución devastada. Tuvimos la suerte de encontrarnos muchos jugadores de la B. Aparte, seres humanos increíbles. Eso fue prioritario, porque hay que tener talento para ir a Racing pero más allá de eso, tenía que estar la parte humana y el hambre de gloria. Nos aislamos mucho del sufrimiento de la gente. Estuvimos enfocados en lo que teníamos que hacer, y gracias a Dios, terminó en ascenso”.
RACING, UN GIGANTE EN TIEMPOS DIFICILES: “Llegué a Racing en febrero de 1985. Fueron emociones encontradas. Era mi gran oportunidad y tenía la emoción de llegar a una institución tan grande como Racing. Pero también estaba la obligación de ascender. No era nada fácil porque había una presión enorme y la gente estaba muy mal. Yo tenía la tranquilidad de haber saboreado la Primera División en Rosario Central y Argentinos Juniors. Una mínima experiencia que ayudaba. A su vez, conocía la divisional. Tenía cosas que ayudaban pero la presión que era llevar a Racing a Primera era inmensa. Ahí sentí que estaba preparado para una camiseta grande. No era fácil en esos momentos, con una institución devastada, pelear un campeonato que le había sido esquivo el año anterior. Se notaba en la cara de los muchachos que pasaron por esa situación pero nos pusimos a la altura de los acontecimientos. Tuvimos la suerte de encontrarnos muchos jugadores de la B. Aparte, seres humanos increíbles. Eso fue prioritario, porque hay que tener talento para ir a Racing pero más allá de eso, tenía que estar la parte humana y el hambre de gloria. Nos aislamos mucho del sufrimiento de la gente. Estuvimos enfocados en lo que teníamos que hacer, y gracias a Dios, terminó en ascenso”.
RACING 86-89. EL RECONOCIMIENTO A UN GRAN EQUIPO: “Hoy se nos reconoce lo que logramos y transmitimos cada domingo. Teníamos un equipo super ofensivo pero en la mitad de cancha nos nutrían jugadores increíbles. Si miraba hacia atrás, tenía una defensa maravillosa con el Pato Fillol, Gustavo Costas y Néstor Fabbri. En el medio, Rubén Paz, Miguel Colombatti, Italo Ortiz y Camote Acuña. Una mezcla de sacrificio, talento y fútbol. Chicos que venían de abajo y aportaban lo suyo. Vos te podés imaginar que en una institución devastada no aparecen jugadores de gran categoría, sin embargo, en esa época aparecieron estos muchachos y se formó un grupo increíble y logramos. Pero quiero destacar algo: al equipo lo armó Agustín Mario Cejas. Después Coco Basile le dio lo que le tenía que dar.
RACING ALQUILADO: “Fue terrorífica la experiencia en Mendoza. Racing nos alquiló a Argentino de Mendoza para jugar la clasificación al primer Nacional B a comienzos de 1986. Allí nos lesionamos muchos jugadores. Aparte, nos querían matar porque decían que ibamos a robarles la plata. No entendían que necesitábamos hacer partidos para cobrar algún dinero o ir alquilados a Mendoza en colectivos que se rompían a mitad de camino. No viajábamos en Primera Clase ni nada de eso. No teníamos para entrenar. Es muy importante que las nuevas generaciones racinguistas escuchen y conozcan estas cosas porque parecen increíbles si no se las explica como se debe. Estas generaciones deben comprender tanto sufrimiento”
UNA CHIROLA PARA EL PESO: “El club no aguantó el equipo y se desmembró enseguida. En 1989 ya quedaban pocos jugadores de la base. Quedó Rubén Paz un par de años más, vinieron otros jugadores, pero creo que si hubieran mantenido el equipo, con una base económica importante, Racing hubiera logrado muchos más campeonatos que la Supercopa 1988.
Venían chicos de abajo con gran futuro y aparte se integraron al plantel jugadores muy interesantes. Con toda esa capacidad, y estar económicamente bien, se hubieran logrado cosas importantísimas. Pero todo se desmadró por lógica económica. Yo me fui al Cruz Azul de México como Medina Bello fue a River. Así tantos otros compañeros. Se comenzó a desarmar algo que formarmos con mucho sacrificio. Faltó eso para ser campeones. Pero también me pongo en la ropa de los dirigentes que querían a Racing y ellos estaban muy desesperados”.
“Pasaron muchas cosas en aquellos días. No vale la pena hilar fino pero Racing estaba muy mal y se pagaron las consecuencias. Pero le dimos aire al club ascendiendo, que es la mejor estrella que tengo. Porque la Supercopa es el último torneo internacional que logró el club y me gustaría que llegaran nuevos títulos, pero el ascenso fue llevarlo a Racing a tomar aire para arrancar de nuevo”.
El club no aguantó el equipo y se desmembró enseguida. En 1989 ya quedaban pocos jugadores de la base. Quedó Rubén Paz un par de años más, vinieron otros jugadores, pero creo que si hubieran mantenido el equipo, con una base económica importante, Racing hubiera logrado muchos más campeonatos que la Supercopa 1988.
¿WALTER HUBIERA JUGADO HOY?: “El fútbol cambió mucho. Era un jugador potente. Me tiraban la pelota para que mande el centro justo. Hoy tendría que haberme adaptado a ser un carrilero, cosa que nunca sentí. A lo mejor hubiese sido contraproducente. Cambiaron las cuestiones tácticas pero me la hubiese rebuscado. Me hubiese adaptado teniendo la condición de tirar buenos centros que hoy, de a poquito, se vuelve a recurrir a los centros y llegar por atrás para definir un partido”.
MARCADORES DE PUNTA: “Me marcaron jugadores notables pero Néstor Clausen fue el mejor. El Camello Di Leo, de Central era otro gran jugador, pero Clausen fue terrible. ¡Encima lo enfrentaba en los clásicos! Yo lo conocía porque es de mi zona y jugábamos en la misma liga regional cuando éramos chicos en inferiores. Recuerdo que el primer clásico que jugamos en cancha de Racing, Néstor venía de ser campeón del mundo en México con una deuda de oxígeno enorme. Ahora le sobraba. Clausen estaba en todos lados. Para colmo, si no estabas entrenado, era terrible pasarlo. Néstor era muy duro. Una fiera. Después aparecieron otros jugadores porque el fútbol de los 80s había ocho grandes jugadores en cada equipo y los defensores sabían jugar increiblemente bien. Táctica y técnicamente eran muy buenos”
SEIS GOLES Y NINGUNA FLOR: “El 20 de septiembre de 1987 le hicimos seis goles a Boca en Avellaneda. No tengo la espina de no haber convertido ningún gol: tengo bronca todavía. Tengo esa bronca porque de los seis goles, cuatro fueron pases míos. En el quinto, se la tiré por arriba a Gatti, pegó en el travesaño y lo hizo Colombatti cuando creí que era un golazo mío. Lo de bronca es entre comillas porque mis compañeros disfrutaron la goleada y fue un partido memorable. Son esas cosas que aparecen de vez en cuando y hay que aprovecharlas”.
WALTER Y LA MUSICA: “Ahora estoy lanzando, por las redes sociales, una presentación que estoy preparando hace muchos meses para hacerle un tributo a Racing, más allá de que hago cena shows hace muchos años. Estoy preparando un show con videos e imágenes, estoy mandando una presentación para lo que viene, para cuando termine todo esto. Es un tributo en el que participo de las filiales, y me gustaría trabajar para el Mundo Racing. Este show sería un resumen de los cuatro años y algo que estuve en el club. Contar a través de las canciones anécdotas y ver videos, imágenes. Estoy preparando eso. Soy feliz con la música, es una pasión que tengo, y la voy a seguir hasta que no sueñe más. Por ahora, sigo soñando”
- Entrevista realizada por Carlos Aira y Nehuén Ríos en Abrí la cancha (lunes a viernes de 20 a 21, domingos de 22 a 00)
- Redacción por Martín Gorojovsky
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